ACTA HISTÓRICA SOBRE EL SEÑOR DE LA ESPERANZA. 1850.

Este documento fue proporcionado por don Máximo Benítez. Fue copiado del original registrado en el
Libro de Gobierno de la Parroquia de Santiago Chazumba por él y Don Arnulfo Hernández.

En este pueblo y Cabecera de Santiago Chazumba, a los quince días del mes de mayo de mil ochocientos cincuenta años.

Yo, Don Antonio García, Vicario y Juez Encargado de esta feligresía, en mi nuevo ingreso a este curato el día 5 de marzo próximo pasado, me llamó la atención sobremanera la magnífica construcción de esta Parroquia al tomar de ella la posesión canónica de mi propiedad; mas por otra parte observé en su interior la falta de aquel ornato debido a su hermosura, tan propio como necesario para celebrar los Divinos Oficios, pero notablemente del altar donde se halla colocada la Sagrada Imagen del Señor de la Esperanza. Por cuyo motivo me informé enseguida de los vecinos honrados de esta población sobre los motivos de donde dependía la pobreza de dicho altar. Así es que, habiéndome comunicado el corto tiempo que había, de cuando la Sagrada Imagen se colocó en esta Parroquia, y que aun no se le establecía Cofradía, Hermandad o fondo en manera alguna, comencé, en consecuencia, a tomar providencias con el fin de hacerle un colateral. Pero, por otra parte, se me presentaban grandes dificultades, atendiendo a la pobreza que reinaba en los habitantes de este pueblo; no obstante, me resolví a vencerlos proyectando un medio fácil que pudiera ofrecer, en mi concepto, grandes utilidades para el expresado efecto.

Dando por principio el intento tres días antes del de la fecha del principio, procuré manifestarle mi proyecto al Sr. Alcalde actual de esta población, Don Francisco Toscano, muy sustancialmente, ofreciendo todos los auxilios que fueren de mi parte a fin de lograr el fruto de mi pretensión, el cual este religioso funcionario adoptó con el mayor agrado, ofreciendo asimismo cuanto fuere de su parte a fin de llevar al cabo la realización de tan loable pensamiento. En fín sobre la marcha.

Llegado el día convenido con el expresado Alcalde, procuré en él celebrar una Misa con la solemnidad posible, a fin de implorar los Divinos Auxilios para un éxito tan deseable. Invitando para predicar el ella, con el fin de mover los ánimos de esta feligresía, al Presbítero Don José Florentino Matamoros, Cura Párroco de Huapanapan, quien con grande entusiasmo y en idioma castellano lo verificó. Concluida que fue la misa, mandé tocar la campana inmediatamente y por medio de esta señaal se reunieron en estas Casas Curales todos los feligreses generalmente habidos en esta cabecera. Sin excepción de persona alguna y puestos todos en sus correspondientes asientos, presidiendo a esta respetable junta Yo, el Cura y el Alcalde referidos, y con el orden correspondiente, tomé la palabra, manifestando al pueblo el objeto de su solemne concurrencia, refiriéndome al asunto de la predicación que acababan de oír en su Parroquia y continuando con una exhortación, conociendo la clase de feligreses a quienes dirigía mis voces, en idioma Mixteco, claro e inteligible a la capacidad de los que me escuchaban, recordándoles la religión que profesamos, el fin a que hemos venido a este mundo, la cuenta que precisamente debemos dar a Dios de nuestras buenas o malas obras y por último, que si somos negligentes en el culto de nuestra Sagrada Religión, invirtiendo nuestro sudor y cortos haberes en las superfluidades mundanas, seríamos desde luego responsables ante la presencia de Dios si no cumplimos cuanto está de nuestra parte en los negocios religiosos, en fin, con cuanto mas pudo alcanzar mi pobre entendimiento. Terminando mi exhortación con la propuesta siguiente:

Que la pobreza que reinaba en los hijos del pueblo de Chazumba no podía ser la causa para que ellos se negaran a la protección de un proyecto que ofrecía grande utilidad, en obsequio de la Sagrada Imagen del Señor de la Esperanza, a virtud de no tener esta Sagrada Imagen, como se ha dicho, Cofradía ni Hermandad, de donde se le pudiera hacer su colateral. Así es que, para cuyo efecto, proponía a todos los concurrentes que los que tuvieren sus chinchorritos, a proporción de ellos, bien podían dar de dos cabezas para arriba, según lo dicte su piadosa voluntad, ya sean de pelo o lanar y los que carecieren de estos bienes, de dos pesos para arriba y, los pobres muy pobres de dos pesos para abajo hasta cuatro reales según su voluntad, para que este ganado y el que se comprare con el dinero colectado se ponga en ceba con el fin de hacer una matancita o venderlos en pie, según protegiera la suerte en este particular, para que con el producto de esta providencia se le haga un colateral al Señor de la Esperanza. Encargándose de este negocio especialmente el Señor Alcalde y sus sucesores, con conocimiento del Párroco, llevando, por supuesto, una exacta cuenta para manifestarla cuando convenga.

A lo expuesto, convinieron unánimemente todos los convocados, aceptando de buena voluntad la propuesta y ofreciendo al mismo tiempo dar cumplimiento, llagada la vez, conforme la suerte que a cada uno le proteja.

Yo, el cura, reconociendo hasta aquí, como principio, el buen éxito de mi proyecto, de acuerdo con el Señor Alcalde, determinamos en seguida el tiempo para el recogimiento del ganado y para la validación y cumplimiento de todo lo celebrado, se alistaron inmediatamente los individuos, sus nombres y lo que ofrecían en los términos siguientes:

Lista.

Terminado este alistamiento, mandé se le entregara un tanto al Señor Don Francisco Toscano, como Alcalde del lugar a fin de que se encargase de la colección de este ganado llegada la vez y asimismo poner todo su esmero y cuidado en la ceba de él hasta, por último, realizar a su cuenta los efectos de la matanza o la venta, en fin, del expresado ganado y rendir cumplidamente cuentas en este Juzgado Eclesiástico. A todo lo que aceptó de buena voluntad dicho funcionario, con lo que acabó este acto que, para su constancia, firmó conmigo y demás que lo supieron hacer.

Desafortunadamente, poco después este libro y otros más, desaparecieron sustraídos por manos criminales que así mutilaron la historia de nuestro pueblo.

Otros elementos robados del templo parroquial son: