EL SEÑOR DE LA ESPERANZA CAMBIO DE CASA (LEYENDA)

José Baltazar Hernández Salazar.

Esta leyenda se recreó a partir de una investigación hecha en 1993 por el autor entre las personas mayores de Chazumba. La presente versión incluye los diferentes comentarios expresados, tomando de cada uno los elementos más sobresalientes así como aquellos que son comunes entre ellos.

El cristianismo, implantado sobre las cenizas del paganismo prehispánico, enraizó profundamente en la conciencia mestiza originando un nuevo universo cosmogónico plagado de milagrosas manifestaciones.

Yodoquinci era un pueblo mixteco que existís desde tiempos inmemoriales, debido a la expansión mexica fue conquistado y subyugado a su poder: moría Yodoquinci y nacía Chalzompan. Con la llegada y dominación de los españoles se impuso un nuevo cambio y Chalzompan se convirtió en Chazumba. Cada una de estas imposiciones dejaba su imborrable huella, especialmente en la religión: base de la organización social, política y económica de los pueblos prehispánicos y coloniales.

El cristianismo se valió de la iconografía como recurso principal para transmitir sus preceptos e introducir a los infieles en el “piadoso” mundo del catolicismo.

La figura central de este nuevo mundo teológico es la imagen del Redentor Crucificado, por eso se imponía la obligatoriedad de tenerla en exhibición permanente en cada templo católico. La iglesia de Chazumba, hacia la década de los 40’s en el siglo XIX, por iniciativa de sus párrocos, decidió adquirir una escultura del Salvador Crucificado. Esta intención coincidió con la del pueblo de Miltepec que también deseaba una escultura para su templo, por lo que juntos se encaminaron a la compra de dichas imágenes.

A su regreso, transportaba cada comitiva su respectiva estatua: los de Chazumba al Señor de las Llagas y los de Miltepec al Señor de la Esperanza. Con gran júbilo los chazumbeños recibieron su anhelada imagen y la introdujeron al templo para adorarla como correspondía a su fe.

Siendo ya tarde para proseguir la marcha, la comitiva de Miltepec solicitó permiso para pernoctar en el templo, mismo que de inmediato les fue concedido. Se dispusieron a descansar y recargaron su imagen en una rama de un joven pirul que se encontraba en la explanada al frente de la fachada del templo. Al alba del siguiente día se disponían a seguir su camino, agradecieron el hospedaje y se acercaron al pirul para recoger su sagrada imagen. Se llevaron una gran sorpresa al notar que la rama que sostenía al Cristo estaba totalmente inclinada a causa de un gran peso… y ellos sabían que su escultura no pesaba tanto pues la habían transportado en hombros!!! Sin embargo, al intentar cargarla para reanudar su viaje, se asombraron grandemente al notar que sus fuerzas no eran suficientes para levantarla aunque fuera un poquito del suelo. Insistieron en su intento repetidas veces sin lograr su propósito, por lo que del estupor pasaron a la admiración extasiada de tan portentoso prodigio en el cual presentían la voluntad divina. Comunicaron al cura el extraordinario suceso y éste, con fines de comprobación, les pidió que trataran de izar la otra imagen, cosa que les resultó extremadamente fácil. Esto les permitió, de golpe, comprender el mensaje divino: el señor de la Esperanza deseaba hacer del templo de Chazumba su casa definitiva.

Ante tan prodigiosa expresión de la voluntad divina, las cofradías responsables de cada imagen decidieron hacer el intercambio correspondiente, quedando así la imagen del Señor de la Esperanza instalada en el templo parroquial chazumbeño, mientras la imagen del Señor de las Llagas continuaba camino a su destino final: Santiago Miltepec.

Desde entonces, cada una de ellas baña con abundantes bendiciones a los fieles devotos que les imploran su intercesión o ayuda.

 

Tradiciones
  Cabañuelas
  El Señor de la Esperanza
  El Tupa
  Día de muertos
  Ofrenda del zorro