José Baltazar Hernández Salazar. Santiago Chazumba. Oax., 1993
Pues que de todas tus cosas bellas
ferviente me inclino por tu boca,
aunque así despierte mil querellas
seguiré firme como una roca.
De ella brotan fragantes cantos
que embelezan con su dulce son,
posee la fuerza de los santos
y una tenue llama de afección.
Si no amara a Dios con gran pasión
y buscara una fe perfecta,
te escogería a ti por religión
y tu amada boca por profeta.
Labios finos, símbolo de fuerza,
rosa suave como las vestales,
dulce geografía, ondulada y tersa,
con riquezas crípticas y sensuales.
Evocan hematinas y rubís
sobre un níveo aderezo de perlas.
Rojo y blanco de gala son cariz,
fuego y paz ¡qué ventura el tenerlas!
Yo sólo anhelo de ese hermoso joyel
la fresca miel que ella mana,
su cálida ternura de pagana,
te lo juro por Dios… mujer.