VEN

Florencio C. Ramírez.

 

Como la golondrina se aleja de su nido

buscando de la tierra clima primaveral,

así, mi amor, huiste de un corazón nacido

para templarse a golpes en la fragua del mal.

 

Dejaste en mi alma herida desierto y desolado

el nido que formara el ave de tu amor…

¡Huiste del asilo de un corazón honrado!

¡Te alejaste altanera burlando mi dolor...!

 

Yo triste desde entonces, sólo en tu amor pensando,

contemplo de ese nido la oscura soledad…

¡Tiempo ha que tú te fuiste y que vivo suspirando!

¡Tiempo ha que yo no gozo paz ni tranquilidad…!

 

¿No llegan a tu oído los ayes gemebundos

que a cada instante exhala mi pecho por tu amor?

¿No escuchas que te nombran mis labios moribundos?

¿No sabes que tú existes de mi alma en lo interior?

 

¡Ven, ven a ocupar tu nido golondrina mía…

no esperes que derruido lo esparza el aquilón!

¡Ven a dejar calor a esta morada fría!

¡Ven a alegrar la vida de este triste corazón!